viernes, 8 de octubre de 2010

Para Honrar la Literatura Hispana



Mario Vargas Llosa es el nuevo Nobel de Literatura. 
Está en todos los medios de comunicación:
"Por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individuales", dijo el secretario de la Academia Sueca, Peter Englund, al comunicar el premio. Y con este anuncio, se interrumpió la escasez de ganadores latinoamericanos que ya cumplía 20 años, desde el mexicano Octavio Paz en 1990. 
Desde esa fecha tampoco lo había ganado un autor de habla hispana.


No pretendo hacer análisis alguno en relación con este hecho. 
Sólo quiero decir que me llena de alegría recordar 
a un autor que pobló mi mundo interior durante un periodo importante de mi vida. 
Me devoraba sus novelas, 
disfrutando su narración, 
sus historias paralelas, 
sus páginas cargadas de erotismo 
y también sus ironías. 
El primer libro extenso que leí de un tirón fue 
“La Guerra del Fin del Mundo”

Hoy cuando ya es un ciudadano del mundo me agrada saber 
que no ha perdido su identidad:
"Yo soy peruano", manifestó en la conferencia. "Yo lo que hago, lo que digo, expresa el país en el que he nacido, el país en el que he vivido las experiencias que marcan a un ser humano, que son las de infancia y juventud, de manera que el Perú soy yo". Sin embargo, se refirió a España, país que le otorgó la nacionalidad, diciendo que lo salvó de ser un "paria", cuando Fujimori no lo reconocía como peruano.


“Y ahí estábamos, caminando por la oscura quebrada de Armendáriz, por la ancha avenida Grau, al encuentro de una película que, para colmo, era mexicana y se llamaba Madre y amante. —Lo terrible de ser divorciada no es que todos los hombres se crean en la obligación de proponerte cosas —me informaba la tía Julia—. Sino que por ser una divorciada piensan que ya no hay necesidad de romanticismo. No te enamoran, no te dicen galanterías finas, te proponen la cosa de buenas a primeras con la mayor vulgaridad. A mí me lleva la trampa. Para eso, en vez de que me saquen a bailar, prefiero venir al cine contigo. Le dije que muchas gracias por lo que me tocaba.
—Son tan estúpidos que creen que toda divorciada es una mujer de la calle —siguió, sin darse por enterada—. Y, además, sólo piensan en hacer cosas. Cuando lo bonito no es eso, sino enamorarse, ¿no es cierto? Yo le expliqué que el amor no existía, que era una invención de un italiano llamado Petrarca y de los trovadores provenzales. Que eso que las gentes creían un cristalino manar de la emoción, una pura efusión del sentimiento, era el deseo instintivo de los gatos en celo disimulado detrás de las palabras bellas y los mitos de la literatura. No creía en nada de eso, pero quería hacerme el interesante. Mi teoría erótico-biológica, por lo demás, dejó a la tía Julia bastante incrédula: ¿creía yo de veras esa idiotez?”  -  Fragmento de “La Tía Julia y el Escribidor”

varias de sus obras han sido adaptadas y llevadas al cine
Mario Vargas Llosa es sin duda un orgullo para la literatura hispana



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