martes, 29 de marzo de 2011

¡Oh, Toño!


Canción
Federico García Lorca


Tan, tan.
¿Quién es?
El Otoño otra vez.
¿Qué quiere el Otoño?
El frescor de tu sien.
No te lo quiero dar.
Yo te lo quiero quitar.
Tan, tan.
¿Quién es?
El Otoño otra vez.


PAISAJE
Federico García Lorca

La tarde equivocada
se vistió de frío.
Detrás de los cristales
turbios, todos los niños,
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.





Vuelve
Konstantino Kavafis 
(1863-1933)


Vuelve otra vez y tómame,
 amada sensación retorna y tómame
cuando la memoria del cuerpo se despierta,
y un antiguo deseo atraviesa la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan,
cuando las manos sienten que aún  te tocan.
Vuelve otra vez y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan....


 

El Olvido
(Kavafis)

Encerradas en un invernadero,
bajo el cristal, las flores olvidan
que la luz del sol  existe
y cómo temblaban bajo el rocío.




Oh, Toño!
Otoño, la estación dorada. 
Otra vez la magia y el romanticismo.
Aunque "se han quedado mudos esos nidos de golondrinas",
como canta José Luis Perales,
el viento travieso, las primeras lluvias y las calles cubiertas de crujientes hojas,
van llenado nuestros espacios y nuestros sentidos con la canción del Otoño.


Imágenes de Jean Paul de la Harpe -  biólogo y fotógrafo
Parque Nacional Conguillio, ubicado en la Región de la Araucanía
http://www.wix.com/jpdelaharpe/jpdelaharpe#!portfolio





miércoles, 23 de marzo de 2011

Estaciones Secretas


BELLA DURMIENTE SIGLO XX

Jorge Teillier


Pañuelo - Serigrafía de Henri Matisse


Elle avoit eu le temps de songer..."

Charles Perrault.


¿En qué soñaba la Bella Durmiente 
en su sueño que duró cien años?
¿Soñaba con la música muda
de los polvorientos oboes,
o con el hervir de las ollas
que las cocineras descuidaban?

¿Soñaba con los trabajos 
de su hermana la Primavera 
que sin esfuerzo le preparaba 
el encaje de los duraznos 
para su boda interminable? 
¿O con aquellos dedales de oro 
que ella olvidó entregarle 
para que la amaran las agujas?

Tal vez soñaba que era una cierva 
y que el cocinero piadoso 
la hería para salvar a una nuera de una Ogresa. 
O soñaba que su hijo era el día 
y que la aurora era su hija 
y que su abuelo era el tiempo 
que pretendía devorarlos.

Tal vez soñaba con bosques 
donde no habrá ardillas ni lobos, 
ni príncipes que pierden su camino 
ni niños que crean en hadas.

Tal vez soñaba con los tiempos 
donde se preguntará qué es un pájaro 
y donde la luna será sólo 
una moneda inservible.

Amigo, no preguntes nunca
en qué soñaba la Bella Durmiente, 
que este refrán te lo recuerde:
no hay mejor despertar que el sueño.




Para Catalinda
Hubo una "Bella" que fue alcanzada por el "Sueño". Abandonó las aulas. El Teatro tampoco la retuvo, y se durmió.
Pasaron los inviernos y pasaron los veranos.
Una tarde de otoño, una hoja rojiza tocó su mejilla mientras el viento jugueteaba con sus cabellos. Bella abrió los ojos y una sonrisa iluminó su rostro. Todo le pareció nuevo y diferente. Se encontró con pinceles, cabelleras de colores y pestañas que el otoño había armado con hojitas de colores. Bella se deslumbró con este escenario y le creció una avidez loca por saberlo todo.  Ella se internó completamente en ese universo y dicen que ya no duerme. En ocasiones, sólo descansa. Ha comenzado a recuperar el tiempo perdido.

Quizás este otoño, otras hojas, logren despertar algún talento dormido o algún sueño verdadero mientras el viento juega con las cabelleras de colores.

ilustraciones de Yoko Furusho

sábado, 19 de marzo de 2011

Por Japón

4
Callan las cuerdas.
La música sabía
lo que yo siento.




5
Hoy no me alegran
los almendros del huerto.
Son tu recuerdo.


16
Lejos un trino.
El ruiseñor no sabe
que te consuela


17
La vieja mano
sigue trazando versos
para el olvido.


La belleza de estos haikus, de Jorge Luis Borges, viene bien para dedicar un pensamiento solidario a Japón. Un pueblo devastado tantas veces, pero que ha sabido levantarse una y otra vez.
Quizás ahora, la única pregunta posible es 
cuánto tiempo le tomará levantarse esta vez.

Me conmueve pensar en aquellos trabajadores anónimos que, aún hoy, continúan la lucha en la central nuclear de Fukushima Dai-Ichi asumiendo un riesgo, el mayor de todos.
En ellos aun vive ese “espíritu japonés” o “yamato-damashii” que en su connotación más amable asume el valor, el patriotismo y la dedicación, por sobre el interés individual. Es la complejidad del alma de un pueblo que sabe cubrir con un velo de belleza aun 
el sufrimiento y la muerte.


“Los delicados hilos de agua caían en el río sin alterar su superficie”
Tomado de “Lo Bello y lo Triste” novela de Yasunari Kawabata


martes, 15 de marzo de 2011

Preguntas y Respuestas

¿Qué es el hombre
Para que tengas de él memoria…?
Salmo 8


Hay preguntas que, aun sin ser verbalizadas, siguen estando presentes en nuestra vida. Esa tensión entre la inquietud del alma con sus preguntas y respuestas, tiene un equilibrio siempre precario y frágil. Muchos de los Salmos expresan abiertamente estos estados de ánimo. Volver a leerlos puede arrojar alguna luz sobre las propias inquietudes.

Me gusta el Salmo 139. Comienza reconociendo que ante Dios todo queda al descubierto: 


Oh Jehová, Tú me has examinado y conocido. 
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme...
...
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.


¿Quien soy yo? 
Cada ser humano, al parecer,  va respondiendo esta pregunta a medida que avanza en su búsqueda personal, o en la medida en que va sorteando los obstáculos y las circunstancias que le corresponde vivir. La pregunta vuelve a reflotar con más fuerza tal vez, según pasan los años. En el Salmo que he citado (Salmo de David) hay una necesidad de presentarse ante Dios con total honestidad

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,

Y guíame en el camino eterno.





Como una manera de ilustrar esta reflexión he tomado las palabras del poema ¿Quien Soy? de Dietrich Bonhoeffer. Con ellas podemos entrar en la intimidad de un hombre de fe, abatido y en soledad. Su poesía va configurando un algo desgarrador. Es un grito del alma, de la conciencia ética y moral. Pero también es la voz humilde de un hombre que al final ya no pregunta, porque hasta la última gota de su propio ser, es entregada a los designios de su Dios


¿Quién soy yo? 
tomado de “Resistencia y Sumisión”

Dietrich Bonhoeffer 

¿Quién soy? – Me preguntan a menudo
Que salgo de mi celda,
Sereno, risueño y firme,
Como un noble en su palacio.

¿Quién soy? – Me preguntan a menudo
Que hablo con los carceleros,
Libre, amistosa y francamente,
Como si mandara yo.

¿Quién soy? – Me preguntan también
Que soporto los días de infortunio
Con impasibilidad, sonrisa y orgullo,
Como alguien acostumbrado a vencer.

¿Soy realmente lo que otros dicen de mí?
¿O bien sólo soy lo que yo mismo se de mí?
¿Intranquilo, ansioso, enfermo,
cual pajarillo enjaulado,
aspirando con dificultad la vida,
como si alguien me oprimiese la garganta,
Hambriento de olores, de flores, de cantos de aves,
Sediento de buenas palabras y de proximidad humana,
Temblando de cólera ante la arbitrariedad y el menor agravio,
Agitado por la espera de grandes cosas,
Impotente y temeroso por los amigos en la infinita lejanía,
Cansado y vacío para orar, pensar y crear,
Agotado y dispuesto a despedirme de todo?

¿Quién soy? ¿Éste o aquel?
¿Seré hoy éste, mañana otro?
¿Seré los dos a la vez? Ante los hombres, un hipócrita,
Y ante mí mismo, un despreciable y quejumbroso débil?
¿O tal vez, lo que aún queda en mi se asemeja al ejército derrotado
Que se retira desordenado sin la victoria que creía segura?

¿Quién soy? Las preguntas solitarias se burlan de mí.
Sea quien sea, tú me conoces, tuyo soy, ¡Oh, Dios!



Desde mi punto de vista, hay una gran similitud entre estos versos y aquellos otros, los del Salmo 139
Ambos, bajo muy distintas circunstancias, llegan a la confianza total y plena:

"despierto y aun estoy contigo" (el Salmo)
"Sea quien sea, tú me conoces, tuyo soy, ¡Oh, Dios!" (Bonhoeffer)




Dietrich Bonhoeffer (1906-1945)
Participó en el movimiento de resistencia contra el nazismo. Bonhoeffer, pastor y teólogo luterano, fue arrestado y encarcelado. Acusado luego de formar parte, mientras estaba preso, en los complots planeados por miembros de la Abwehr (Oficina de Inteligencia Militar) para asesinar a Adolf Hitler. 
Bonhoeffer fue finalmente condenado a morir ahorcado con cuerda de piano, para prolongar su agonía (9 de abril de 1945)
Su pensamiento ecuménico aun sorprende a cristianos de todos los credos, por su profundidad. Defensor de la dignidad humana, su comportamiento y sus decisiones altruistas testifican la perenne necesidad de luchar contra toda desesperanza y de reparar en lo posible las injusticias visionando un futuro más humano.
Todos sus escritos fueron publicados en forma póstuma. Tienen el peso emocional de haber resistido registros y bombas y haber sido escondidos entre tejas y vigas. Son un testimonio de alguien que fue coherente con sus creencias hasta las últimas consecuencias. 






Las imágenes corresponden
a pinturas del destacado artista 
chileno Benjamín Lira



sábado, 12 de marzo de 2011

Soñar y Crecer

"...Sabemos, además, que a los que
aman a Dios, todas las cosas
los ayudan a bien"
Apóstol San Pablo 


MIEDO
Gabriela Mistral
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.


Yo no quiero que a mi niña 
la vayan a hacer princesa. 
Con zapatitos de oro 
¿cómo juega en las praderas? 
Y cuando llegue la noche 
a mi lado no se acuesta... 
Yo no quiero que a mi niña 
la vayan a hacer princesa.



Y menos quiero que un día 
me la vayan a hacer reina. 
La subirían al trono 
a donde mis pies no llegan. 
Cuando viniese la noche 
yo no podría mecerla... 
¡Yo no quiero que a mi niña 
me la vayan a hacer reina!




Estos versos, “Miedo” de Gabriela Mistral, reflejan de algún modo la emoción del crecimiento. Un proceso doloroso, en ocasiones, pero siempre feliz porque habitamos “al abrigo del Altísimo… y a la sombra del Omnipotente” (Salmo 91)



Las imágenes corresponden a trabajos del artista Jeff Nishinaka
Diseños originales para la marca Mattel
Sus composiciones están basadas en un juego de sombra, luz y poesía.
http://www.papersculpture.us/Jeff-Nishinaka.htm


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