viernes, 29 de abril de 2011

Otoño Secreto



OTOÑO SECRETO
Jorge Teillier


Cuando las amadas palabras cotidianas
pierden su sentido
y no se puede nombrar ni el pan,
ni el agua, ni la ventana,
y ha sido falso todo diálogo que no sea
con nuestra desolada imagen,
aún se miran las destrozadas estampas
en el libro del hermano menor,
es bueno saludar los platos y el mantel puestos sobre la mesa,
y ver que en el viejo armario conservan su alegría
el licor de guindas que preparó la abuela
y las manzanas puestas a guardar.

Cuando la forma de los árboles
ya no es sino el leve recuerdo de su forma,
una mentira inventada
por la turbia memoria del otoño,
y los días tienen la confusión
del desván a donde nadie sube
y la cruel blancura de la eternidad
hace que la luz huya de sí misma,
algo nos recuerda la verdad
que amamos antes de conocer:
las ramas se quiebran levemente,
el palomar se llena de aleteos,
el granero sueña otra vez con el sol,
encendemos para la fiesta
los pálidos candelabros del salón polvoriento
y el silencio nos revela el secreto
que no queríamos escuchar.




miércoles, 27 de abril de 2011

Una Piedra en el Camino

"El SEÑOR es mi roca, mi amparo,
mi libertador; es mi Dios,
el  peñasco en que me refugio.
Es mi escudo, el poder que me salva
¡mi más alto escondite! 
Él es mi protector y mi salvador.
Tú me salvaste de la violencia"
(Libro seg. del profeta Samuel)


La Resurrección de Cristo está en el centro de la fe cristiana. Representa el triunfo de la vida sobre la muerte. Se completa en forma victoriosa, el paso de Jesús en la tierra. La Resurrección es la esperanza de todos los cristianos que caminamos hacia la vida verdadera en Cristo.



Una gran piedra
  Llama la atención el relato que hace San Lucas en relación a la Resurrección de Jesús. El dice que “las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea”  vinieron muy de mañana al sepulcro llevando especias aromáticas para ungir el cuerpo de su Señor. Mientras caminaban, seguramente atemorizadas, sabiéndose sin fuerzas, cada una en silencio, pensaban cómo removerían la piedra en la entrada y entonces:
"Encontraron que había sido quitada la piedra que cubría el  sepulcro…se le presentaron dos hombres con ropas resplandecientes. Asustadas se postraron sobre su rostro, pero ellos le dijeron: 
¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?
No está aquí; ¡ha resucitado!"


En la vida cotidiana ocurre algo similar. Conjeturamos cómo resolver situaciones que por difíciles, nos sobrepasan y nos impiden el acercamiento directo con Jesús. Esta pre-ocupación nos hace afanarnos, luego nos invade la ansiedad y la tristeza, y en ocasiones el desaliento y el temor. Sin embargo Dios tiene todo bajo control y todo resuelto.

El Salmo 22  “es la fotografía de las horas más tristes de la vida de nuestro Señor, el testimonio de sus palabras al morir, el vaso que recoge sus últimas lágrimas, el recordatorio de sus gozos al expirar” (Charles Spurgeon). En medio del horror de ese día, Él siguió firme en su confianza en Dios. Creo que no es exagerado pensar que Jesús oró este Salmo (22) palabra por palabra y en esta oración encontró fuerzas para llegar al “Consumado es”, que es la expresión suprema de “entrega” en la fe.

Si aceptamos que Jesús es el Camino, como Él mismo lo dijo, entonces vale la pena recordar que la gran roca ya fue removida. Jesús nos sale al encuentro y podemos disfrutar su compañía y su bendición. 



Otras piedras
En ocasiones los temores y ansiedades se vuelven verdaderos gigantes que cierran el paso. Entonces es necesario abrir nuestros ojos y buscar los guijarros adecuados para enfrentarlos; tan como lo hizo David cuando enfrentó y derribó a Goliat (Libro primero del profeta Samuel)




La última piedra:  la intimidad con Dios
"El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. 
Al que salga vencedor le daré del maná escondido, 
y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito 
un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe".
Apocalipsis 2: 17



viernes, 22 de abril de 2011

Un Madero


LA SAETA

Quién me presta una escalera 
para subir al madero, 
para quitarle los clavos 
a Jesús el Nazareno?
Saeta popular

 ¡Oh, la saeta, el cantar 
al Cristo de los gitanos, 
siempre con sangre en las manos, 
siempre por desenclavar! 
¡Cantar del pueblo andaluz, 
que todas las primaveras 
anda pidiendo escaleras 
para subir a la cruz! 
¡Cantar de la tierra mía, 
que echa flores 
al Jesús de la agonía, 
y es la fe de mis mayores! 
¡Oh, no eres tú mi cantar! 
¡No puedo cantar, ni quiero 
a ese Jesús del madero, 
sino al que anduvo en el mar!

Antonio Machado


Mirando la historia del pueblo de Israel nos encontramos (libro de Éxodo) con un episodio significativo. Ya han cruzado el Mar Rojo milagrosamente. Después de tres días en el desierto, llegan por fin a un lugar donde encuentran agua. Sin embargo no pueden tomarla porque son aguas amargas.

El relato dice: Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 
Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron

Muchísimos años más tarde las aguas de la amargura han invadido la humanidad y han saturado los corazones con amarga desolación, odio y dolor. Un madero es lanzado a estas aguas. Sobre el madero reposa un frágil cuerpo lacerado y herido. Cuerpo y madero son una misma cosa. Son un mismo misterio de Amor. Es la rama, el árbol que puede absorber, en si mismo, toda la amargura humana. De su interior brota un torrente de agua; dulce agua de perdón, preciosa agua que limpia, purifica, renueva y bendice.
Cuando Jesús está en la cruz y pide agua (Evangelio según San Juan) le dan vinagre.
En ese sorbo parece ingerir la última gota de amarga soledad e indiferencia. Las penas del mundo, lo feo, vil y vergonzoso traspasa ese cuerpo que, cual un crisol, lo transforma en torrente de vida, en dulce bebida que vivifica, que trae esperanza. Es la aurora de un nuevo día para la humanidad. 
Ese madero “ha echado raíces y le han brotado retoños. Sobre sus ramas se posan aves y a su sombra reposa feliz el Hijo del Hombre” (Álvaro Scaramelli) 



martes, 19 de abril de 2011

La Poesía de los Números

Las barreras entre el arte y la ingeniería existen solo en nuestra mente” 
Theo Jansen




Oda a Los Números
de las Odas Elementales
Pablo Neruda

Qué sed
de saber cuánto! 
Qué hambre
de saber
cuántas
estrellas tiene el cielo!




Nos pasamos 
la infancia 
contando piedras, plantas, 
dedos, arenas, dientes, 
la juventud contando 
pétalos, cabelleras. 
Contamos 
los colores, los años, 
las vidas y los besos, 
en el campo 
los bueyes, en el mar 
las olas. Los navíos 
se hicieron cifras que se fecundaban. 
Los números parían. 
Las ciudades 
eran miles, millones, 
el trigo centenares 
de unidades que adentro 
tenian otros números pequeños, 
más pequeños que un grano. 
El tiempo se hizo número. 
La luz fue numerada 
y por más que corrió con el sonido 
fue su velocidad un 37. 
Nos rodearon los números. 
Cerrábamos la puerta, 
de noche, fatigados, 
llegaba un 800, 
por debajo, 
hasta entrar con nosottros en la cama, 
y en el sueño 
los 4000 y los 77 
picándonos la frente 
con sus martillos o sus alicates. 
Los 5 
agregándose 
hasta entrar en el mar o en el delirio, 
hasta que el sol saluda con su cero 
y nos vamos corriendo 
a la oficina, 
al taller, 
a la fábrica, 
a comenzar de nuevo el infinito 
número 1 de cada día.


Tuvimos, hombre, tiempo
para que nuestra sed 
fuera saciándose, 
el ancestral deseo 
de enumerar las cosas 
y sumarlas, 
de reducirlas hasta 
hacerlas polvo, 
arenales de números. 
Fuimos 
empapelando el mundo 
con números y nombres, 
pero 
las cosas existian, 
se fugaban 
del número, 
enloquecían en sus cantidades, 
se evaporaban 
dejando 
su olor o su recuerdo 
y se quedaban los números vacíos. 



Por eso, 
para ti 
quiero las cosas. 
Los números 
que se váyan a la cárcel, 
que se muevan 
en columnas cerradas 
procreando 
hasta darnos la suma 
de la totalidad de infinito. 
Para ti sólo quiero 
que aquellos 
números del camino 
te defiendan 
y que tu los defiendas. 
La cifra semanal de tu salario 
se desarrolle hasta cubrir tu pecho. 
Y del número 2 en que se enlazan 
tu cuerpo y el de la mujer amada 
salgan los ojos pares de tus hijos 
a contar otra vez 
las antiguas estrellas 
y las innnumerables 
espigas 
que llenarán la tierra transformada.



Poética Cinética

Las estructuras  de Theo Jansen son grandes entramados de cintas adhesivas, tubos de PVC y plástico que se mueven con particular poesía gracias al impulso del viento. Representan la sinergia perfecta entre la creación humana y el poder de la naturaleza. Emocionan. Son los Strandbeest, o bestias de playa . Sus hijos pródigos a los cuales les ha dedicado casi una vida. Y es que este artista, ingeniero y científico holandés ha creado un universo propio, uno con el cual nunca soñó.



Theo Jansen - recientemente en Chile
Transcribo comentario del diario La Tercera de Santiago de Chile:
“Tras 15 años de trabajo, las obras de Jansen ganaron fama: ha expuesto en varios museos de Europa, los registros en video de sus animales tienen millones de visitas en YouTube, la cadena inglesa BBC le ha dedicado reportajes y réplicas en miniatura de sus creaciones se comercializan como juguetes en Japón. Además, en 2005 se convirtió en rostro de la marca de autos BMW: protagonizó un comercial donde plantea que "las barreras entre el arte y la ingeniería existen sólo en nuestra mente".
El holandés estuvo la semana pasada en Chile, invitado al lanzamiento de la Bolsa Climática de Santiago, una iniciativa de Celfin Capital y la Fundación Chile que incentiva a las empresas a desarrollar proyectos ecológicos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y CO2. Según el mismo Jansen, vino al país "para transmitir a la gente que es posible trabajar sólo con el viento".

jueves, 14 de abril de 2011

La Llave



Dale la llave al otoño.

Háblale del río mudo en cuyo fondo
yace la sombra de los puentes de madera
desaparecidos hace muchos años.

No me has contado ninguno de tus secretos.
Pero tu mano es la llave que abre la puerta
del molino en ruinas donde duerme mi vida
entre polvo y más polvo,
y espectros de inviernos,
y los jinetes enlutados del viento
que huyen tras robar campanas
en las pobres aldeas.
Pero mis días serán nubes
para viajar por la primavera de tu cielo.

Saldremos en silencio,
sin despertar al tiempo.

Te diré que podremos ser felices.




La llave, Jorge Teillier
La poesía de Jorge Teillier parece estar sumergida en ese tiempo mágico dónde el mundo y la historia cotidiana no se destruye, ni se deteriora. Los objetos ocupan su lugar de siempre en un universo suspendido al que siempre se puede volver. Teillier entrega una mirada impregnada de nostalgia y melancolía donde ha quedado eternizado el paisaje del sur de Chile.

Imágenes de Alphonse Mucha






martes, 12 de abril de 2011

Ay Padre Mio

Ya  estamos solos tú y yo en la buhardilla
Ay padre mío
Se derrumbaron las paredes
Y el cuerpo volvió a la nada
Del cielo azul en torno nuestro caen castores
Ya logro ver más clara tu cara
Te veo llorando
Y ambos tenemos los mismos años esta noche
Al borde de las manos que ella ha dejado

Son las diez
El péndulo que en sus horas se oye
Y la sangre que va retrocediendo
Ya no hay nadie

La casa está cerrada
Y lejos el viento empuja a una estrella solitaria

Ya no hay nadie
Pero tú sigues ahí
Ay padre mío
Y como una enredadera
Se entrelazan nuestros brazos
Y vas borrando mis lágrimas
Mientras te quemas los dedos.

30 de Mayo de 1932


René Guy Cadou


(traducción de Jacinto-Luis Guereña)


30 Mai 1932
René Guy Cadou

Il n’y a plus que toi et moi dans la mansarde
Mon père
Les murs sont écroulés
La chair s’est écroulée
Des gravats de ciel bleu tombent de tous côtés
Je vois mieux ton visage
Tu pleures
Et cette nuit nous avons le même âge
Au bord des mains qu’elle a laissées

Dix heures
La pendule qui sonne
Et le sang qui recule
Il n’y a plus personne

Maison fermée
Le vent qui pousse au loin une étoile avancée

Il n’y a plus personne
Et tu es là
Mon père
Et comme un liseron
Mon bras grimpe à ton bras
Tu effaces mes larmes
En te brûlant les doigts.






sábado, 9 de abril de 2011

Un Arte


Porque donde estuviere vuestro tesoro
allí estará vuestro corazón
Evangelio San Mateo



Un Arte 
Elizabeth Bishop

El arte de perder no es muy difícil;
tantas cosas contienen el germen
de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.

Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, la horas malgastadas.
El arte de perder no es muy difícil.

Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares, y nombres, y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.

Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil.

Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.

Ni aun perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre




(Traducir un texto de un idioma a otro, 
es también un arte. Pero es posible 
que algo de su encanto original se pierda) 

One Art
The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day.  Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel.  None of these will bring disaster.

I lost my mother's watch.  And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn't hard to master.

I lost two cities, lovely ones.  And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.

---Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied.  It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.



El sentimiento de pérdida está presente a lo largo de toda la vida. En la vida del hombre y también en la vida de la humanidad. En el ser humano comienza con la pérdida de ese paraíso acuoso y nutricio que es el vientre materno. En la historia de la humanidad se inicia con la pérdida de la inocencia y la pérdida del diálogo de confianza con el Creador.
Sin embargo esa misma dinámica es la que permite la renovación, el crecimiento y la superación.
Del mismo modo como vamos dejando en el camino algo de nosotros mismos, pareciera que se va afinando esa suerte de cedazo que permite conservar lo esencial, aquello que facilita la apertura y el intercambio. Así se va preparando un terreno fértil donde nuevas semillas encuentran un espacio propicio para florecer. Son las semillas que nos regalan otros seres humanos, al pasar; a veces nuestros amigos, también nuestra familia e incluso quienes sólo rozan nuestra vida.

Los verbos que vamos conjugando permanentemente son “ser” y “tener”.
Yo-soy, Yo-tengo parecen estar en la base de la identidad humana. En ocasiones tenemos las manos tan ocupadas sosteniendo lo que consideramos propio que no podemos (o no queremos) abrirlas para recibir lo que se nos regala.
En más de una ocasión, me he encontrado a mi misma pidiendo a Dios como lo haría un mendigo, extendiendo una mano,  en lugar de abrir los brazos y el corazón para recibir todo el caudal de bendiciones que brota de su amor de Padre.

Dominar el arte de perder es difícil, puede tomarnos toda la vida, pero puede ser también nuestra mayor riqueza.


Las imágenes corresponden 
a trabajos de la artista 
chilena contemporánea 
Carolina Landea
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