sábado, 17 de septiembre de 2011

Rodando un Aro


Él está sentado sobre el círculo de la tierra,
cuyos moradores son como langostas;
Él extiende los cielos como una cortina,
los despliega como una tienda para morar.
Profeta Isaías

ilustración de Ethel Larcombe

With a hoop - Pierre-Auguste  Renoir

Niña en el Paseo Atkinsons - Alfredo Helsby

Niños rodando el aro - Basi Mateo - fuente

Convergencia de culturas - Mian Situ 

The gypsy model - Imre Revesz

lámina victoriana  - desconozco el autor - fuente

desconozco  el autor - fuente

Ilustración victoriana - fuente

Rodando un Aro
¿Quién no recuerda las sufridas clases de Matemáticas y aquello de “la cuadratura de un círculo” o la diferencia entre un círculo y una circunferencia…?

Hubo un juego clásico que se jugó en la época colonial. Es un juego en apariencia sencillo, pero que requería cierta destreza, especialmente un sentido de equilibrio. Para este fin se usaron  generalmente bordes de barril y un palo a modo de guía.
Este Aro recuerda aquellas figuras elementales de la Geometría.

Una circunferencia no tiene principio ni fin. Representa la perfección de un todo, un ideal completo. Un  círculo se puede “ver” en el abrazo filial, en la ronda infantil, en el anillo que viene a sellar un compromiso de amor.
Dicen que el rey Arturo estableció la mesa redonda para significar que no había lugares de privilegio entre sus Caballeros.

Desde una visión pesimista de la vida, Nietzsche dice en Así habló Zaratustra, El convaleciente: Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve a florecer, eternamente corre el año del ser. 
Todo se rompe, todo se recompone; eternamente la misma casa del ser se construye a sí. Todo se despide, todo se vuelve a saludar; eternamente permanece fiel a sí el anillo del ser"

Un círculo  sin principio ni final, es la eternidad de Dios, así lo dice Apocalipsis: “el Alfa y la Omega” (refiriéndose a la primera y la última, letras del alfabeto griego).

Si Dios es eterno, también lo es su Amor y la Esperanza
de ir caminando  hacia una vida mejor, de regreso al Hogar:
"con Amor eterno te he amado..." (Profeta Jeremías)


Una portada - Niña rodando un aro - Sara S. Stilwell Weber - fuente

“Podría contar mi vida uniendo casualidades"
(de la película, Los amantes del Círculo Polar)

El Juego del Aro fuente

3 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

que bello juego, muy simple aparentemente, pero como todo juego requiere destreza, Muy lindas las imágenes que los acompañan, me gustó mucho la cita final


Si Dios es eterno, también lo es su Amor y la Esperanza
de ir caminando hacia una vida mejor, de regreso al Hogar:
"con Amor eterno te he amado..." (Profeta Jeremías)

Celso dijo...

Otra evocación maravillosa. Esas tardes de sol, corriendo con el aro y el palito, haciendo piruetas, "hechando carreras". Era bueno con el aro. ¿Cuando fue la ultima vez, desapercibida, en que rodó tan simple juguete? ¡Un día de estos voy a hacer el loco y a probar de nuevo! Asi, se realizará eso de "...todo vuelve...". Una gran imagen de la eternidad, del Alfa y la Omega, el infinito en un giro, el cosmos doblado en una inflexión del tiempo...

Clarissa Rodriguez dijo...

El tiempo en que se jugaba con el aro y otros juegos muy sencillos ha ido quedando atrás.
Hoy nos ha invadido la tecnología, que por supuesto es una maravilla, pero que da cuenta de la complejidad de lo que nos toca vivir en todo ámbito.

Francisco, es una bendición contar con amigos en el Camino. Gracias por tu compañía.

Sr W, me gustaría ver aquello de "¡Un día de estos voy a hacer el loco y a probar de nuevo!" (¿¡!?)

Feliz dieciocho!!!!!!
Felices Fiestas Patrias!!!

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