miércoles, 2 de noviembre de 2011

Había un Niño

Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira
Pablo Neruda
de su poema Farewell


Igor Medvedev - fuente

Imagen
Ivar Arosenius

John George Brown - fuente

HABÍA UN NIÑO QUE SALÍA
Walt Whitman


Había un niño que salía cada día,
y lo primero que miraba, en eso se convertía,
y eso formaba parte de él por aquel día o parte de aquel día,
o por muchos años o sucesivos ciclos de años.

Las lilas tempranas formaban parte de aquel niño,
y la hierba y las glorias-de-Ia-mañana blancas y rojas
y los blancos y rojos claveles, y el canto del jilguero, 
y los corderos del tercer mes y las crías rosa pálidas de
la puerca y el potrillo de la yegua y el ternero de la vaca. 
Y la alborotadora pollada del corral o la que chapuceaba
en la orilla fangosa de la poza, 
y los peces suspensos de modo tan curioso allí abajo y
el bello curioso líquido, 
y las plantas acuáticas con sus gráciles cabezas chatas,
todo formaba parte de él.

Los retoños del cuarto mes y del quinto mes formaban parte de él,
los retoños de las mieses invernales y los amarillos-claros 
del maíz, y las raíces comestibles del jardín,
y los manzanos cubiertos de flores y de frutas más tarde, 
y las moras silvestres y las zarzas más comunes del camino,
y el viejo borracho que tambaleándose volvía a su casa 
de la taberna de la que tarde se levantara,
y ía maestra de escuela que pasaba camino de la escuela,
y los muchachos amigos que pasaban y los muchachos pendencieros,
y la nítida niña de rosadas mejillas y el negrito descalzo y la negrita,
y todos los cambios de la ciudad y el campo en dondequiera que iba,
sus propios padres, el que lo engendró y la que lo concibió 
en su vientre y lo parió,
le daban de ellos mismos a este niño algo más que eso,
le daban en adelante cada día, ellos mismos venían a formar parte de él.

La madre en casa poniendo tranquilamente los platos 
en la mesa de comer, 
la madre con dulces palabras, limpios su gorro y su vestido, 
sano olor emanando de su persona y ropa al caminar, 
el padre, fuerte, pagado de sí, varonil, maligno, iracundo, injusto, 
el golpe, la rápida dura palabra, el mezquino regateo, la astuta treta, 
las costumbres de familia, su lenguaje, las visitas, los muebles, 
el corazón, que añora y se expande, 
el afecto que no se escatima, la sensación de lo real, 
la idea de que si después de todo resultara irreal, 
las dudas de día y las dudas de noche, el curioso si será y cómo, 
si lo que parece así es así o si por ventura ¿es todo luces y sombras?

Los hombres y mujeres que se apiñan aprisa en las calles,
si no son luces y sombras, ¿qué son? 
Las mismas calles y las fachadas de las casas, y las mercancías 
expuestas en las ventanas, los vehículos, los caballos de tiro, 
los muelles de gruesas tablas, 
la afluencia de gente a las barcas que cruzan el río, 
la aldea en la falda vista de lejos en el crepúsculo, el río
que la separa de aquí, 
sombras, aureola y niebla, la luz cayendo sobre los techos
y los aleros blancos y rojizos dos millas más allá, 
la goleta cercana descendiendo asueñada en la marea
con el botecito amarrado por larga cuerda a popa, 
los rápidos tumbos, las crestas presto deshechas, azotando, 
los estratos de nubes coloradas, la larga franja marrón
solitaria allá lejos, la extensión de blancura en que inmóvil se tiende, 
el borde del horizonte, el vuelo del cuervo marino, la fragancia 
de las salinas y del lodo en la costa, 
todo venía a formar parte de aquel niño que salía cada día 
y que aún sale y saldrá todos los días.


Imagen
Charles Hunt
Imagen
Ana Pavlova
Imagen
Carolyn Blish
Imagen
Carolyn Blish

Imagen
Jules Alexis Muenier

Imagen
"Strictly No Elephants" - fuente

Imagen
Kavin Peterson

Imagen
Robert Lundberg

Imagen
Archan Nair

Nancy A. Noel - fuente

Imagen
Tatiana Chuvasheva - fuente

Tatiana Chuvasheva -  fuente


Charles Léandre - fuente

Teodor Axentowicz - fuente

null
Władysław Podkowiński - fuente


HABÍA UN NIÑO QUE SALÍA
Walt Whitman
traducción de 
José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal

4 comentarios:

Beatrice dijo...

Tengo las imagenes de Lundberg y Tatiana, son hermosas todas.
Siempre hay un niño en nuestras vidas, amiga y las alegra y les da ilusión y nos da la oportunidad de entregar al mundo un hombre bueno.
¡Una belleza esta entrada!

Clarissa Rodriguez dijo...

Querida Beatriz!
Qué alegría tu regreso!

Yo ya se que tienes un inmenso corazón de madre.
Que Dios te bendiga en tu tarea diaria, con tus angelitos!

Doña Eñe dijo...

"There was a child went forth", Whitman esta vez: gran elección, Clarissa, acompañada de hermosas imágenes infantiles.
Un niño es como una esponja y se impregna de todo lo que le rodea, con mimo lo absorbe, se empapa del entorno y lo sublima con su tierna inocencia.
Por eso los adultos debemos cuidar de todo lo que rodea a un niño para que su educación sea la adecuada, para que se llene de bondad, belleza y amor, no de violencia, espantos u odio.
Gracias por tu paciencia en elegir tantas pinturas y dibujos de grandes artistas, algunos desconocidos, al menos para mí.
Un abrazo.
:)

Clarissa Rodriguez dijo...

Doña Eñe, que amorosa reflexión!

Los adultos tenemos una gran responsabilidad frente a los niños, los propios y los ajenos. Porque nuestras acciones "hablan" mucho más fuerte que nuestras palabras.

Un abrazo, amiga!

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